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Lambayeque

Lambayeque

El Caballo de Paso Peruano

Típica estampa de los campos norteños de Lambayeque,la constituye el chalán montado en su caballo de paso, cuya fama ha traspasado las fronteras peruanas y se ha extendido al mundo.

En efecto, expertos en diversas razas equinas, provenientes de Centroamérica, Bolivia, Colombia, Ecuador, Argentina y Estados Unidos, aprecian mucho el gracioso andar de estos animales que, así transiten por el peor de los terrenos, no sacuden ni estremecen al jinete, que viaja cómoda y suavemente.

El andar del caballo de paso peruano se originó por la necesidad de efectuar largas marchas por los arenales norteños transportando jinetes y pesadas cargas.

Normalmente los caballos caminan adelantando una pata delantera y la pata trasera opuesta; en cambio, el caballo de paso peruano levanta las dos patas de un mismo lado, en un paso menudo que recuerda el "gateo" de un niño pequeño. Es este "gateo" lo que le permite ahorrar fuerzas, desplazándose cómoda y velozmente por el desierto.

La Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Paso Peruano ha obtenido un tipo seleccionado "standard" para preservar las principales características de este noble caballo, no sujeto ya al imperativo de viajar por el desierto

Lambayeque 2

Señor de Sipan

La cultura Moche o Mochica surge y se desarrolla en los siglos I y VII, teniendo como escenario la larga y angosta franja desértica de la costa norte del Perú donde se encuentran los restos de sus templos piramidales, palacios, fortificaciones, obras de irrigación y cementerios que testimonian su alto desarrollo artístico, tecnológico y compleja organización.

Los Mochica vencieron al desierto mediante la irrigación artificial desviando el agua con canales provenientes de los ríos que bajan de los Andes. Su ingeniería hidráulica les permitió contar con excedentes agrícolas y una sólida economía que, complementada con los productos del mar, constituyó la base de su portentoso desarrollo.

Para los Mochica, amantes de la vida, la muerte no constituía el final. Los hombres seguían viviendo en otra esfera del mundo con sus mismas obligaciones o privilegios, razón que llevó a sepultarlos con provisiones y bienes. Los entierros reflejaban así la función y lugar de cada hombre dentro de su sociedad.

El más conocido legado cultural de los Mochica es su cerámica, generalmente depositada como preciosa ofrenda para los muertos. Hombres, divinidades, animales, plantas y complejas escenas fueron representadas por sus artistas bajo la forma de imágenes escultóricas o vasijas decoradas a pincel.

Su famosa plástica asombra por la expresividad y perfección de verdaderos retratos de arcilla. Los cánones clásicos de perfección y realismo se reconocen aun en seres mitológicos, animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos o partes combinadas de varios animales.

Sus pictografías derrochan vida y movimiento en las complejas escenas de ceremonias, combates, cacerías rituales y probables relatos míticos.